Nota publicada en la edición on line del Diario de Cuyo el día 22-11-2007
"Generación Odisea", la eterna adolescencia
Son jóvenes de entre 20 y 35 años que se niegan a asumir compromisos propios de la adultez como mantener un trabajo, casarse o tener hijos. Todo lo postergan.
ANÍBAL PÉREZ - DIARIO DE CUYO
Aunque ya los llaman "señora" o "señor", no se sienten adultos. Pasan de un trabajo al otro, de una carrera universitaria a la otra. También es frecuente que cambien de pareja a cada rato, aunque nunca llegan a casarse, ni mucho menos a tener hijos.
Tienen entre 20 y 35 años y viven en una exploración permanente, en una "odisea". Con esa palabra, los especialistas de EEUU definen a esta nueva generación de gente que se niega a asumir los compromisos y obligaciones propios de la adultez.
En síntesis, el rasgo que define a la "Generación Odisea" es una postergación indefinida de objetivos tales como la estabilidad laboral, la independencia económica y la formación de una familia.
En 1960, casi el 70 por ciento de las personas de treinta años había alcanzado estas metas. En 2000, menos del 40 por ciento, según grafican las estadísticas desde EEUU.
Fue en ese país donde se acuñó la expresión "Generación Odisea", bautizada así por el doctor William Galston. El investigador de The Brookings Institution, una reconocida organización que se dedica a la investigación social, observó que aun quienes ya pasan los 30 pueden usar "sí" y "no" en la en la misma frase, al preguntarles si se sienten adultos.
Este fenómeno es una respuesta "a los valores de inmediatez, placer y presente permanente propios del postmodernismo, que atentan contra el esfuerzo, el proyecto mediato, el futuro", explica la psiquiatra Graciela Moreschi, que se encuentra escribiendo un libro sobre el tema. Para ella los rasgos de esta generación "se dan más en las clases medias y altas".
A la hora de averiguar las causas del fenómeno, varios especialistas apuntan contra los padres. La "Generación Odisea" no quiere "crecer, si hacerlo significa transformarse en «eso» que son sus padres. (No quieren) sucumbir a una adultez sin pasión, con estrés perpetuo y quejoso respecto de su propio destino", señala el licenciado Miguel Espeche, coordinador general de Programa de Salud Mental Barrial del hospital Pirovano.
Décadas atrás, los jóvenes "estuvieron reprimidos por sus padres. Se trataba de hijos que se sobreadaptaron a la demanda paterna, haciéndose adultos antes de estar verdaderamente preparados. (Esos jóvenes) ahora son padres. Les enseñan a sus hijos a elegir libremente y a seguir sus propios caminos, pero muchas veces devaluando todo tipo de límite, descuidando transmitir que no todo es posible.
(Entonces), estos adolescentes eternos no cortan su dependencia del hogar paterno y se habla de un \\\'\\\'efecto incubadora\\\'\\\' porque no parecen sentirse preparados para la vida", dijo la licenciada Vanesa Starasilis.
Para los investigadores estadounidenses, todo esto es una etapa que se agrega entre la adolescencia y la adultez. Mientras que para los expertos argentinos, la "Generación Odisea" es lo que hasta ahora se definía como adolescencia tardía. En lo que coinciden todos es en que la demora en abandonar la adolescencia se está transformando más en una forma de vida que en una etapa de formación para la edad adulta.
Esta generación vive "una pasión ligada al egoísmo consumista, que sólo los padres con su poder económico pueden satisfacer", sostiene el licenciado Espeche. Se trata de "una idea de odisea que se parece más a una travesía por el propio ego que por reales e inhóspitos territorios (tal lo vivido por Ulises)", explica.
Por otro lado, Espeche cree que esta situación tiene también un costado positivo: Esta gente busca "un sentimiento vital más pleno, aunque muchos simplemente no maduran porque alguien subvenciona su adolescencia prolongada".
La licenciada Starasilis ve las cosas de otro modo: son "adultos desorientados que actúan como adolescentes reclamando, sin saberlo, un padre que intervenga poniéndole un límite a una niñez cada vez más extensa".
--------------------------
"Generación Odisea", la eterna adolescencia
Son jóvenes de entre 20 y 35 años que se niegan a asumir compromisos propios de la adultez como mantener un trabajo, casarse o tener hijos. Todo lo postergan.
ANÍBAL PÉREZ - DIARIO DE CUYO
Aunque ya los llaman "señora" o "señor", no se sienten adultos. Pasan de un trabajo al otro, de una carrera universitaria a la otra. También es frecuente que cambien de pareja a cada rato, aunque nunca llegan a casarse, ni mucho menos a tener hijos.
Tienen entre 20 y 35 años y viven en una exploración permanente, en una "odisea". Con esa palabra, los especialistas de EEUU definen a esta nueva generación de gente que se niega a asumir los compromisos y obligaciones propios de la adultez.
En síntesis, el rasgo que define a la "Generación Odisea" es una postergación indefinida de objetivos tales como la estabilidad laboral, la independencia económica y la formación de una familia.
En 1960, casi el 70 por ciento de las personas de treinta años había alcanzado estas metas. En 2000, menos del 40 por ciento, según grafican las estadísticas desde EEUU.
Fue en ese país donde se acuñó la expresión "Generación Odisea", bautizada así por el doctor William Galston. El investigador de The Brookings Institution, una reconocida organización que se dedica a la investigación social, observó que aun quienes ya pasan los 30 pueden usar "sí" y "no" en la en la misma frase, al preguntarles si se sienten adultos.
Este fenómeno es una respuesta "a los valores de inmediatez, placer y presente permanente propios del postmodernismo, que atentan contra el esfuerzo, el proyecto mediato, el futuro", explica la psiquiatra Graciela Moreschi, que se encuentra escribiendo un libro sobre el tema. Para ella los rasgos de esta generación "se dan más en las clases medias y altas".
A la hora de averiguar las causas del fenómeno, varios especialistas apuntan contra los padres. La "Generación Odisea" no quiere "crecer, si hacerlo significa transformarse en «eso» que son sus padres. (No quieren) sucumbir a una adultez sin pasión, con estrés perpetuo y quejoso respecto de su propio destino", señala el licenciado Miguel Espeche, coordinador general de Programa de Salud Mental Barrial del hospital Pirovano.
Décadas atrás, los jóvenes "estuvieron reprimidos por sus padres. Se trataba de hijos que se sobreadaptaron a la demanda paterna, haciéndose adultos antes de estar verdaderamente preparados. (Esos jóvenes) ahora son padres. Les enseñan a sus hijos a elegir libremente y a seguir sus propios caminos, pero muchas veces devaluando todo tipo de límite, descuidando transmitir que no todo es posible.
(Entonces), estos adolescentes eternos no cortan su dependencia del hogar paterno y se habla de un \\\'\\\'efecto incubadora\\\'\\\' porque no parecen sentirse preparados para la vida", dijo la licenciada Vanesa Starasilis.
Para los investigadores estadounidenses, todo esto es una etapa que se agrega entre la adolescencia y la adultez. Mientras que para los expertos argentinos, la "Generación Odisea" es lo que hasta ahora se definía como adolescencia tardía. En lo que coinciden todos es en que la demora en abandonar la adolescencia se está transformando más en una forma de vida que en una etapa de formación para la edad adulta.
Esta generación vive "una pasión ligada al egoísmo consumista, que sólo los padres con su poder económico pueden satisfacer", sostiene el licenciado Espeche. Se trata de "una idea de odisea que se parece más a una travesía por el propio ego que por reales e inhóspitos territorios (tal lo vivido por Ulises)", explica.
Por otro lado, Espeche cree que esta situación tiene también un costado positivo: Esta gente busca "un sentimiento vital más pleno, aunque muchos simplemente no maduran porque alguien subvenciona su adolescencia prolongada".
La licenciada Starasilis ve las cosas de otro modo: son "adultos desorientados que actúan como adolescentes reclamando, sin saberlo, un padre que intervenga poniéndole un límite a una niñez cada vez más extensa".
--------------------------
Hoy cito esta nota porque me siento identificada. Me hago cargo, soy en parte ese tipo de "adulto sin rumbo" o "adolescente eterno". En mi caso se debe a la supuesta independencia económica que tengo. Si quisiera vivir sola no podría hacerlo. La inestabilidad económica no me permite sostener en el tiempo dicha independencia.
Por lo tanto sino puedo conmigo, para que voy a traer hijos al mundo? Para que lo voy a hacer sino voy a poder acompañarlos en su crecimiento?
A caso el objetivo es tener hijos porque es la única manera biológicamente posible de perdurar en el tiempo? O peor aún "el que dirán sino los tengo!?
Yo me pregunto que pasa por la cabeza de los padres que no son capaces de contener a sus hijos, de guiarlos y de levantarlos cada vez que se caen?
Tan lejos llegó el egoísmo humano que ha vuelto a dicha especie tan superficial?
Que pasa con los adultos que si tienen independencia económica pero que están aparentemente "cómodos" en la etapa adolescente? Pretenden estar en ella de por vida?
Quizá es, "la adolescencia eterna", única manera de sentirse joven, porque está socialmente valorado. Claro que muy mediocre es la actitud de excluir a la gente del sistema cada vez a más temprana edad, porque en muy poco tiempo terminamos excluyéndonos a nosotros mismos.
Cuándo se deja de ser joven? Cuándo se comienza a ser viejo? Por qué no pueden convivir la vitalidad de la juventud y la experiencia de la vejez?
Podría estar toda la noche haciendo este tipo de preguntas, sin encontrar una respuesta.
Solo necesito una guía para ser adulta y no morir en el intento...
2 comentarios:
todos necesitamos una guía igual... al menos yo.
eh no te puedo creer que estoy en ese grupito. buhhhh
te sigo desde 'que parezca un accidente' besotes!
Publicar un comentario